viernes, 29 de junio de 2012

MUCHEDUMBRE


Muchedumbre
Fobia a las muchedumbres, en cada rincón de la ciudad, repulsión a las  miles de personas que al mismo tiempo superpoblan avenidas y calles. Toda esa fuerza de toneladas de carne y hueso hechandose a andar tan vacías como sutiles, tan misteriosas como miserables, me producen escalofríos en todo el cuerpo, mi lomo se eriza como el de un gato delimitando su territorio. ¿Quién no se sentiría tan solitario asi? ¿Cuántos sumamente paranoicos? ¿Qué porcentaje de personas estaría observandome? Esa chica que abandonó los labios de su novio acaba de mirarme. En realidad no existen certezas de ello, solo levanto la vista y dentro de su campo visual entra mi figura, tan humana como taciturna, tan nocturna como desvelada. Me inquieta no saber que piensan, de que trivialidades conversarían, cuantos estarían juzgándome sin haberse tomado la molestia de conocerme. Me turba no saber quienes son, que historia tienen, cuantas otras esconden, que perfil psicológico acuñan, que rutinas siguen, si toman café o té, si lo acompañan con galletitas o tostadas, si leen, si ven televisión, si van a la cancha, que musica escuchan, si consumen drogas o si son histéricamente saludables y sobre todo, lo que mas estupor me genera, es el no saber si ninguno de ellos puede conocerme. Superficial o profundamente. ¿Cuántos estarían buscandome? ¿Cuántos esperando el momento justo de arrojarse para hacerme su presa?
Estoy sudando demás, mis dedos se mueven perturbados, mi apariencia es perturbadora; lo se, sus ojos me miran, esa chica entre uno y otro beso mezclado con manoseo por parte de su chico me mira, la señora de mas allá me mira, los tacheros me están observando, vigilando. Solo se una cosa, no debo cruzar la calle, si pongo un pie en el asfalto soy hombre muerto. A nadie le importaría, pero hombre muerto al fin. Un bonito cadáver adornando las baldosas de la vereda. Eso es lo que en realidad ocurre, me siento vigilado por miles de millones de anónimos, solo que no lo saben; prefiero fantasear que estoy solo en el medio de la nada, es lo único que me tranquiliza.
Mientras tanto todo sigue su curso,  la chica sigue mirándome, su novio no se percata, pero ella me mira, me escanea, puedo sentir como lee mi pensamiento y rie, rie de mi, rie de mi calamidad. Ejecuto un extraño mecanismo de defensa y comienzo a reir para salir del paso. Prendo un cigarrillo, luego otro y seguidamente otro.
La humanidad me da nauseas. Somos como cerdos. Vivimos alimentándonos de basura. Comemos comida chatarra en cantidades alarmantes para engordarnos y disminuir nuestra esperanza de vida, consumimos televisión basura solo para descomponer nuestro cerebro, nos revolcamos en el confort basura que creamos y en el que nos sentimos tan a gusto, tan plenos y satisfechos.
Hay una cosa que es fundamental y la muchedumbre no lo sabe. Y es que voy a asesinarlos.
La muchedumbre lo desconoce, quizás no lo entienda, pero es por su propio bien…

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