Kuwait, 1976:
Era
un recibimiento propio de un mandatario, varios jeques con sonrisas que
dividían su rostro en dos me estrechaban su mano, una mesa larga llena de
alimentos y bebidas de toda especie, ventanas grandes, cortinados majestuosos,
mi representante y yo, la prensa capturando todo.
Pocos
deportistas, o ninguno en realidad, habían conseguido aquel beneficio: magnates
del petróleo, hombres de poder político, reyes, lacayos; ricos y pobres;
poderosos y marginales, todos al servicio de mi bienestar. En medio de toda esa
multitud de imberbes aduladores del éxito ella, parada ahí, como se acostumbra
en este lugar del mundo, cubierta de pies a cabeza con un pequeño orifico
rectangular para ver sus ojos que me cautivaban, me llamaban, me seducían, eran
verdes y hermosos, aunque notablemente mas jóvenes que quien redacta. Estaba
sola, al lado de las bebidas alcoholicas, llamándome en el mudo lenguaje de la
mirada. Quise acercarme, pero mi representante me advirtió, dada mi fama de
picaflor y mi gusto por las jovencitas.
-Es la hija del jeque, tene cuidado, mira
que esto no es Argentina, aquí las obligan a llegar vírgenes al matrimonio.
-Quedate tranquilo –contesté- seré un
caballero.
Soltó
mi hombro y me dejó ir, el, mientras tanto continuó su conversación con un
importante hombre de negocios, aparentemente querían mi imagen para una
publicidad de su empresa.
-Hello –Abrí el fuego en un deficiente
ingles, sus ojos parpadearon a gran velocidad, inocencia a la vista. Roque se equivocó pensé si fuera la hija del jeque no estaría aquí
sola a merced de todos estos buitres.
-No debes
entenderme una sola palabra, pero hay un único lenguaje universal: el amor.
Mi
mano descendió disimuladamente hasta su trasero y una de sus nalgas se estrujó
entre mis dedos. Me miró fijo, observó el panorama de la reunión y todos
estaban distraídos. Tomó mi mano y nos retiramos al baño. En el pequeño
habitáculo donde estaba el inodoro (artefacto lujoso) se quitó su túnica y un
cuerpo voluptuoso pero delicado salió a la luz, como desenvolver el mejor de
los caramelos para su aroma y su sabor, su pelo olía a sándalo y a aromas de
medio oriente. Estaba completamente desnuda, con un leve empujoncito me sentó
en el retrete y acto seguido se abalanzó sobre mi cara a cara con las piernas
increíblemente abiertas. Nos besamos y el movimiento pélvico que realizo hizo
efecto instantáneo y en cuestión de segundos no existía pantalón ni barrera. El
ruido de sus nalgas chocando contra mis muslos y sus leves gemidos (que intente
callar) debieron llamar la atención porque aparecieron el jeque (quien perdió
el conocimiento) los hombres de negocios, los magnates del petróleo y lo peor
de todo… los periodistas tomando fotos y filmándolo todo.
No
hubo tiempo de recoger las prendas, tuvimos que huir con Roque dejando atrás
una intifada de vajilla, botellas y
demás objetos; luego, y ya en el exterior, fueron piedras y baldosas de todos
los tamaños…
Los
diarios del mundo hicieron eco del acontecimiento: Escandalo con boxeador argentino en medio oriente. Nuevo escandalo de
Amadeo Carmona, tituló la prensa local.
Posteriormente
me retiraron el titulo mundial y pase dos años peleando en círculos amateurs
por la comida del día…
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